Es tarde, mi amado Morfeo no me deja dormir
y, aunque parezca mentira,
la pobre luz que me ilumina
no impide que siga escribiendo.
Siento que vivo en un sinfín de minutos sin destino
y estoy atrapada en la única dirección del tiempo
evocando con mis palabras otros caminos.
Arta de vivir de los reflejos de una imagen que no soy yo
y del vulgar destino.
Camino en esta vida a ciagas
por el único sendero posible,
ese sendero que dice que a pesar de todo
jamás estaré libre
de ese pecado llamado tiempo
que castiga sin razón mi espiritú.
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