Porque se que me escuchas y lees, te vuelvo a gritar
me atrevo a iniciar este escrito que ya fue redactado en mi corazón,
aunque tengo la seguridad de que tú ya sabes el contenido y final,
mi pecho, ahora, está ardiendo como cuando yo era tu hijo predilecto y tú,
mi único Señor, cuando mi vida era por tí y no deseaba más que verte sonreir.
Mi garganta es un nudo de sentimientos de súplica.
Me aproximo a ti como una hija que ha actuado mal, y, las consecuencias de sus actos
ya superan su capacidad de enmendar los errores, y no puedo entender, te ruego
una explicación, he aprendido, he luchado, he sido fuerte y esta vez no sé en q fallé,
dí todo sin pensar.
Señor!!! Ayúdame!!! El agua me llega al cuello y mis gemidos se ahogan en mi cuerpo.
Señor!!! Escúchame!!! No tengo a nadie a quien clamar y hoy espero de tus manos poderme apoyar
para que me des la gracia que me devuelva la vida en libertad.
Señor!!! Háblame!!! Despiertame!!! Tus palabras tienen el poder de calmar la tempestad
y de hacer florecer los campos.
Sálvame Señor que me pierdo!!! Ayudame por favor!!!
Porque yo se que me escuchas y miras las verdaderas intenciones de mi alma,
en tí pongo mi confianza, pues, nunca me has defraudado,
dame luz acerca de estas cosas que ahora me angustían,
guíame por sendero recto y hazme merecedor de tu predilección.
Atiéndeme!!! Yo se que me escuchas!!!
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