Despierto y tus ojos me observan
impacientes, sin prisa, esperando
una respuesta que confirme
el sentido de toda una vida,
pero me encuentras sola, ante el tiempo,
sumida en un vacío frío, desafiando
los efectos de una sensación disfrazada
que huye y escapa de mis manos.
Despierto y entiendo que mi camino
empieza donde termina la idea de camino,
que vivió dejándome sólo su anhelo,
llevándome a volar por un océano de sombras,
que aguardan con ganas de devorar la fuerza
que me tiene despierta hoy,
acelerando mi corazón, guiando mi razón
hasta el final de la cordura,
traspasando la línea de lo permitido, y engañando
a mis sentidos, hasta hacerme creer
realmente sin vida.
Despierto y, es tu voz la que suena a lo lejos,
en la distancia, hasta vibrar en mis oídos,
permitiéndome recordar a un Dios que
aparece por instantes intentando equilibrar
mi alma manteniéndola al margen de
esos demonios que atacan para quererme llevar.
Despierto y es el sueño que cada noche
reina en mi cama, cuando compruebo que sigues ahí,
atento a mi sueño, pendiente del grito que salga de mi garganta,
desgarrando los cielos y ardiendo en llamas,
desde lo más profundo de un corazón enfermo, sin esperanzas,
perdido en su rumbo, atrapado en una cloaca.
Y es el amor de tu mirada el que me lleva a soñar
hasta el amanecer, en medio de la nada
y no poder escapar de un mundo que para mi
ya no merece nada, mas que despertar
para mirar esos ojos que me observan
esperando que confirme el sentido de una vida…
Y tan sólo despierto…
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